jueves, 26 de septiembre de 2019

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN". LA HISTORIA MÁS CERCANA. LA ILUSTRACIÓN EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA. Interesante artículo del profesor Enrique Bartolomé sobre la escuela universitaria de La Aurora en nuestra ciudad (Diario de Cádiz 22 de septiembre de 2019)


La Universidad portuense del XVIII


·         Al hilo del reciente anuncio del proyecto de restauración de la cubierta de la Capilla de la Aurora, recuperamos este artículo sobre el pasado de este histórico edificio portuense


ENRIQUE BARTOLOMÉ El Puerto, 22 Septiembre, 2019 - 06:00h (diario de Cádiz)

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El 6 de julio de 1710 la Cofradía de la Aurora, cuya sede se ubicaba en la Capilla de la Calle San Sebastián, junto a la Iglesia Mayor Prioral, acordaba definitivamente, y después de un largo debate, la apertura de una escuela de gramática a cargo del Bachiller Fernando Félix de los Ríos, que aceptó el encargo y la obligación de enseñar a quince niños pobres, todos ellos hijos de hermanos de la Hermandad. Una verdadera pica en Flandes en aquella sociedad del XVIII, que ya comenzaba a recoger los frutos de los ilustrados de finales del anterior siglo, que consideraban la cultura como una verdadera fuente de felicidad. El historiador portuense Hipólito Sancho llegó a publicar entre los años 1936 y 1959 diversos trabajos sobre los establecimientos docentes de diversa índole, situados en Cádiz, Jerez y El Puerto, y precisamente en uno de ellos trató con profundidad la situación de la Cofradía del Rosario de Nuestra Señora de la Aurora.

Sitúa Sancho la constitución de la anterior entidad el 4 de octubre de 1693, siendo aprobados sus Estatutos el 24 de enero de 1694. Sus miembros se dedicaban al rezo del rosario público a la Virgen como manifestación de piedad popular.
“En la España del siglo XVII —aseveraba Don Hipólito— ya puede observarse cierta evolución hacia lo que ha dado en llamarse “cultura utilitaria”, en el sentido de su utilidad paralos quela detentan, redundando a su vez en beneficio del progreso nacional. Probablemente la preocupación por el saber, la felicidad y el progreso llevaría a los hermanos de esta Cofradía a pensar que sería de gran beneficio para la ciudad, dado que la enseñanza no era muy floreciente a principios del siglo XVIII, crear escuelas de primeras letras, que más tarde podrían ampliarse con clases de gramática, artes y teología”.

LA ENSEÑANZA PÚBLICA EN EL PUERTO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVIII, NO ERA NI SIQUIERA DECOROSA
La enseñanza pública en El Puerto a principios del siglo XVIII, no era ni siquiera decorosa. Aunque bien es cierto que desde la segunda mitad del siglo XVI el municipio sostenía algunos mentores a quienes se imponía la docta misión de enseñar gramática latina, utilizando para ello procedimientos pedagógicos que bien pudieran ser repeticiones de los que se impartían en los Colegios de la Compañía de Jesús, con reputados pespuntes humanistas.
Para que pudiesen ver la luz los reformados proyectos de los hermanos de la Aurora se hacía necesaria una financiación externa, esto es, se recurría a las limosnas y herencias de protectores o bienhechores que tenían a bien nombrar heredera universal a esta Cofradía. Aún así, los problemas se amontonaban y fue justamente cuando se decidió implantar los estudios superiores cuando más acuciaban los inconvenientes económicos. Aunque es dudosa la fecha concreta de la puesta en marcha de dos cátedras de teología, esta no sería muy posterior a 1760. Para entonces ya se encontraban en funcionamiento las clases de gramática y primeras letras, así como una cátedra de filosofía, que bien podría datar sus comienzos en 1763. Así las cosas, la consolidación de los estudios de La Aurora pasó por numerosas vicisitudes. Las más importantes, sin duda, las de tipo económico que hicieron tambalear la decisión inequívoca de aquellos que apostaron por su continuidad.

UN RECUERDO PARA LAS PERSONAS QUE CONTRIBUYERON AL DESARROLLO DE NUESTRA CIUDAD
Cabe reseñar en el recuerdo y la memoria los nombres de aquellas personas que contribuyeron al desarrollo de nuestra ciudad: Francisco Moreno, Cristóbal Navarro, Francisco de Paula Torrejón, Antonio Agustín de Henrile y Luisa Francisca de Zayas. Con su esfuerzo y su patronazgo hicieron posible que, durante un siglo y medio existiesen en El Puerto las llamadas Escuelas Pías de la Aurora.
A lo largo del siglo XVIII se crean nuevas especialidades y lo que puede considerarse “la joya de la corona”, esto es, una Facultad Superior incardinada desde el año 1838 a la Universidad de Sevilla. Ello permitió que estudiantes portuenses accedieran directamente a las distintas Universidades o a Colegios Facultados. Es un honor mencionar entre esos estudiantes, por su trayectoria profesional y humana, al insigne doctor FedericoRubio y Galí que definió a La Aurora como “un centro liberal a más no poder, donde sus estudios y certificados de aprobación eran válidos legalmente ante el Papa y el Rey”. De ahí quizá la semilla que germinó en la vinculación y admiración que profesó Rubio por Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza, como señala en su libro Gavilla de Médicos Gaditanos el profesor de la Universidad de Cádiz Francisco Herrera Rodríguez, de recomendable lectura.
La tardía incorporación del Colegio de La Aurora a la Universidad Hispalense motivó sin duda los contratiempos por los que pasara la institución portuense. Las universidades de Alcalá y Salamanca se negaban a incorporar en su gremio a los graduados en Toledo, Osuna, Baeza o Almagro. En el sur no pocos eran los problemas para que fuesen reconocidos los estudios en Colegios o Facultades. Los estudiantes de La Aurora vieron rechazados sus cursos en otros centros y hasta su reconocimiento oficial, muchas fueron las bajas entre los alumnos.

LOS PLANES DEL ESTADO Y LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZABAL FUERON LA PUNTILLA PARA LOS ESTUDIOS
El último cuarto del siglo XVIII se encargó de aniquilar casi todas las instituciones culturales y docentes españolas. Los planes financieros del estado y la desamortización de Mendizábal fueron la puntilla para los estudios del Colegio de la Aurora. Mediante una Real Orden de 1845 se declaran definitivamente extinguidos sus estudios y pasan sus bienes al patrimonio nacional.
Después de siglo y medio de lucha por implantar la cultura entre los ciudadanos portuenses y tras una breve reunión con los representantes de la Hermandad de La Aurora, una comisión municipal dio por finiquitado el asunto. De nuevo, el lado menos digno de la naturaleza humana se tragaba de un plumazo las ilusiones y esperanzas de un puñado de portuenses que implantando las enseñanzas de primeras letras para niños pobres llegaron a culminar con un centro de carácter universitario. Y todo, por la capacidad de vislumbrar en la cultura una verdadera fuente de felicidad.
 
 
 

miércoles, 25 de septiembre de 2019

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN". PROCEDIMIENTOS. EL EJE CRONOLÓGICO O LA LÍNEA DEL TIEMPO


El eje, línea o friso cronológico es un gráfico con el que representamos periodos históricos y sucesos. Tiene cuatro partes: el eje sobre el que se marcan los datos (que puede ser una línea o una barra rectangular), los años que se señalan para indicar la escala, los periodos históricos  y los acontecimientos indicados con líneas.


GUÍA RÁPIDA PARA HACER UNA LÍNEA DEL TIEMPO



1. Usa una hoja A4 y colócala en horizontal.


2. Haz una propuesta de escala de tiempo. Para ello empieza colocando la primera fecha (en borrador/lápiz) y a continuación asigna un valor en años a cada cuadro. Por ejemplo si abarca un periodo de varios milenios, cada cuadro tendría que ser equivalente a 100 años, si abarca varios siglos, cuadro tendría que valer 10 o 5 años, si abarca un periodo más corto cada cuadro podría valer 1 o 2 años. Recuerda que para siglos y milenios se usa la numeración romana.



3. Prueba la escala hasta encontrar la correcta. Para ello primero asigna un valor y empieza a contar los cuadros que vas a necesitar desde la primera fecha hasta la última. Si falta espacio en la hoja, debes reducir la escala, si sobra demasiado debes aumentarla.




4. Dibuja la barra. Una vez que sabes cuál es la escala correcta, puedes dibujar una barra que ocupe  todo el espacio que va desde la fecha de inicio a la fecha final. La ponemos en una posición más o menos centrada de la hoja, teniendo en cuenta los cuadros que no vamos a usar. La barra conviene que tenga un grosor de 10 cuadros si es milimetrada, 5 cuadros si son medianos, o 3 si son grandes.




Cuando te encuentres con un periodo demasiado extenso puedes cortar la barra en diagonal y de esta forma damos a entender que esa barra tendría que ser más larga. 





 Cuando te encuentres con un periodo sin espacio para poner la información, puedes hacer una otra barra aparte que represente únicamente ese periodo con otra escala y enlazar las dos barras con dos líneas que unan sus puntos de inicio y final.




5. Señala las fechas clave que dividen los periodos que nos han dado. Ponemos los nombres de los periodos en el interior de la barra si hay sitio o en una zona próxima.
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Para señalar los periodos también podemos usar corchetes.


 Si la información no cabe en horizontal, pueden ponerse en vertical. 




6. Localiza otras fechas de los acontecimientos en la barra y desde esas fechas alarga una línea hacia arriba o hacia abajo hasta llegar a un hueco donde escribir la fecha y el acontecimiento.












martes, 24 de septiembre de 2019

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN". VÍDEO: EXPLICACIÓN DEL MOVIMIENTO ILUSTRADO CON LAS BIOGRAFÍAS DE LOS PENSADORES INCLUÍDAS.

https://www.youtube.com/watch?v=q_LjEmeYT3c

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN" VÍDEO: LA ILUSTRACIÓN. EXPLICACIÓN SENCILLA.

https://www.youtube.com/watch?v=qD9UVrB-IHI

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN". TEXTO. LA PESTE EN EL ANTIGUO RÉGIMEN. EPIDEMIA EN BARCELONA. C. M. Cipolla. Contra el enemigo mortal e invisible.

“(…) Encendiose tanto en Barcelona la peste que no hubo calle corta y pequeña que fuese en la cual aquella no penetrase. Y apenas hubo casa secular habitada en la que no enfermase alguien. Pocas veces se ha visto pestilencia de contagio, que hiciese tanto daño a una ciudad como esta hizo a Barcelona.
La población enfermaba de pestilencia de manera diferente. Algunos tenían tenía grano y vértula y poca o ninguna fiebre, y estos todos vivían. Otros tenían vertula sin grano, con fiebre pestilencial: de estos muchos morían. Otros tenían granos y vértula con fiebre pestilencia, y de estos, los que tenían el grano en los brazos o en las piernas, muchos la campaban, pero los que tenían el grano en los costados, en los pechos o en la cabeza casi todos morían.(...) Los que tenían los granos en la cabeza, tenían las vértulas correspondientes detrás de las orejas.(...)
Al principio, los médicos, no acertaban en la curación porque sangraban y hacían guardar dieta, y no remediaban ni el grano ni la vértula. Después, a costa de muchos que murieron, comenzaron acertar el tratamiento no sangrando y dándoles caldo de gallina o pollo cada dos o tres horas, alternando con cordial o tríaca con agua escozonera. Los cirujanos aplicaban a los granos medicamentos para matarlos y a las vértulas les aplicaban ventosas para hacerlas salir al exterior y luego las maduraban con emplastes y si no se abrían por sí mismas, las abrían con lanceta o cauterio de fuego. Aplicaban también aceites a la cabeza de los pacientes para evitar que estos se volviesen frenéticos y pítimas al corazón y otros medicamentos, así, con buen concierto y orden, curaron a muchos y era tan fácil curar que muchos hombres y mujeres que habían servido a los apestados sabían muy bien curar.
Duró la peste en Barcelona casi por espacio de ocho meses, esto es desde junio hasta principios de marzo (…). El número de muertos de peste en Barcelona, conforme al catálogo que yo vi, que fue remitido al rey don Felipe que estaba en Madrid de parte del señor obispo y de los conselleres de Barcelona, ascendió a 10.723.(…) . Y así aunque de los meses de junio, julio y agosto se envió relación a su Majestad, no fue tan segura ni rigurosa como la de los meses siguientes. Por lo cual se puede calcular que el número total de muertos de pestilencia en Barcelona sería de 12.000 a 13.000 personas más o menos. Esta es la verdadera y fiel relación de la predicha pestilencia de Barcelona, la cual yo he podido escribir como testimonio de vista por estar presente y haber visto todo su discurso.”
Relato de Père Gil sobre la epidemia de peste sufrida en Barcelona en 1589.

C. M. Cipolla. Contra el enemigo mortal e invisible.

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN" TEXTO: DEMOGRAFÍA EN EL ANTIGUO RÉGIMEN. CONDICIONES DE VIDA. Patrick Süskind. El Perfume.

"En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.
     Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París habia un lugar donde el hedor se convertía en infernal, entre la Rue aux Fers y la Rue de la Ferronnerie, o sea, el Cimetière des Innocents. Durante ochocientos años se había llevado allí a los muertos del hospital Hôtel-Dieu y de las parroquias vecinas; durante ochocientos años, carretas con docenas de cadáveres habían vaciado su carga día tras día en largas fosas y durante ochocientos años se habían ido acumulando los huesos en osarios y sepulturas. Hasta que llegó un día, en vísperas de la Revolución Francesa, cuando algunas fosas rebosantes de cadáveres se hundieron y el olor pútrido del atestado cementerio incitó a los habitantes no sólo a protestar, sino a organizar verdaderos tumultos, en que fue por fin cerrado y abandonado despues de amontonar los millones de esqueletos y calaveras en las catacumbas de Montmarttre. Una vez hecho esto, en el lugar del antiguo cementerio se erigió un mercado de víveres.
     Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Batiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores del parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya hasta el punto de superar el hedor de los cadáveres. Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial y externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolenta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por la noche todo era recogido con una pala y llevado en carreta al cementerio o al río. Lo mismo ocurriría hoy y la madre de Grenouille, que aún era una mujer joven, de unos veinticinco años, muy bonita y que todavía conservaba casi todos los dientes y algo de cabello en la cabeza y, aparte de la gota y la sífilis y una tisis incipiente, no padecía ninguna enfermedad grave, que aún esperaba vivir mucho tiempo, quizá cinco o diez años más y tal vez incluso casarse y tener hijos de verdad como la esposa respetable de una artesano viudo, por ejemplo... la madre de Grenouille deseaba que todo pasara cuanto antes. Y cuando empezaron los dolores del parto, se acurrucó bajo el mostrador y parió allí, como hiciera ya cinco veces, y cortó con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido. En aquel momento, sin embargo, a causa del calor y el hedor, que ella no percibía como tales, sino como algo insoportable y enervante -como un campo de lirios o un reducido aposento demasiado lleno de narcisos-, cayó desvanecida debajo de la mesa y fue rodando hasta el centro del arroyo, donde quedó inmóvil, con el cuchillo en la mano.
Patrick Süskind. El Perfume.

UNIDAD DIDÁCTICA 1: "EL ANTIGUO RÉGIMEN Y LA ILUSTRACIÓN" ESQUEMA GENERAL DE LA UNIDAD


PROGRAMACIÓN SEMIPRESENCIALIDAD SEMANA LECTIVA DEL 21 AL 22 DE JUNIO DE 2021. (ÚLTIMA PREVIA A LAS VACACIONES)

3º ESO GEOGRAFÍA. SESIÓN ÚNICA (SUBGRUPO 2) -Visualización documental sobre el cambio climático. -Debate en clase. -Entrega de cuadernos y...