FUENTE: www.enformol.com.
Napoleón Bonaparte es uno de los
mayores personajes que ha dado la historia de la humanidad. Se trata de uno de
los más famosos por el poder que llegó a acumular. Este emperador francés nació
en 1769 y falleció en 1821 después de construir uno de los imperios más grandes
de la historia. De él se ha escrito mucho sobre su capacidad de liderazgo,
también de sus gesta en combate, pero aquí te vamos a presentar 10 anécdotas
poco conocidas de Napoleón Bonaparte.
Napoleón-Bonaparte– El miedo a
los gatos. En su época llegó a ser la persona más poderosa del mundo. En todos
los lugares era temido. Pero lo que muchos desconocen es que Napoleón tenía
pavor a los gatos, a los que no podía acercarse ni ver. Tenía miedo a algo tan
inofensivo. Cuando veía uno, saltaba de temor. De hecho, hay un par de
anécdotas que quizás sean un mito, pero que se cuentan así: dicen que antes de
la fatal batalla de Waterloo, en la que comenzó el declive de su imperio, vio
un gato negro, el cual fue el peor de sus presagios. Además, también se cuenta
que, debido a las plagas de ratas que llevaban enfermedades a sus soldados y
por toda Europa, a Napoleón le sugirieron que las combatiera con gatos, pero él
se negó, prefiriendo usar raticidas.
– La estatura. A Napoleón siempre
se le presenta como una persona de corta estatura, pero esta representación no
debe ser acertada. Según juzgan los historiadores, su estatura no debía ser tan
baja para aquella época.
– La escandalosa noche de bodas.
Cuando Napoleón se casó con Josefina hubo una celebración por todo lo alto.
Cuando el matrimonio se fue a sus aposentos la misma noche de bodas, el
escándalo que montó la pareja fue tal que el perro de Josefina terminó mordiendo
a Napoleón creyendo que estaba dañando a su ama. Debió ser una situación en la
intimidad pero desmesuradamente ruidosa.
– Las ideas de Napoleón. Napoleón
era un personaje creativo y con imaginación. No en vano, impuso leyes como el
conocido Código Civil Napoleónico, el cual terminó siendo adoptado por
distintos países vecinos. Además, Napoleón también ideó la organización del
país francés en departamentos, un sistema que actualmente permanece vigente.
– La nariz de la Gran Esfinge de
Guiza. Seguro que todo el mundo conserva en su memoria la imagen de la famosa
esfinge de Egipto, llamada Gran Esfinge de Guiza, a la que le falta la nariz.
No fue Obelix, como se refleja en las películas de Asterix, quien dejó a la
esfinge sin nariz, sino que el responsable fue Napoleón, que al invadir Egipto
empleó tal saña en la batalla que acabó dañando a la estatua.
– La comida en conserva. Debido a
las largas campañas que tenían que soportar los soldados de Napoleón, el hambre
era uno de los grandes problemas que había. Para poder alimentar a su ejército,
el líder francés mandó a sus inventores a ponerse manos a la obra para la
fabricación de algún método para conservar los alimentos y que estos perdurarán
en buenas condiciones durante más tiempo y que, a la vez, fueran fácilmente
transportables. Es así como en 1810, Francois Appert creó los que hoy en día
conocemos como alimentos en conservas.
– La corona de su coronación.
Cuando Napoleón Bonaparte fue coronado como emperador de Francia, a modo de
superstición, no permitió que nadie tocase la corona. Fue él mismo quien se la
ciñó a su cabeza. Generalmente la corona es colocada por otra persona, pero en
este caso fue distinto.
– La isla de Elba. Napoleón fue
exiliado en 1814 a la pequeña isla italiana de Elba, situada a unos 20
kilómetros de la costa de Italia. Una vez allí, se le otorgó la soberanía de la
isla. Le fue asignada como Principado de Elba, una isla en la que cuenta la
mitología que se detuvieron Jasón y los Argonautas para hacer reparaciones en
su nave cuando iban en busca del Vellocino de Oro. Durante su estancia en Elba,
Napoleón impulsó la industria vitivinícola y construyó dos residencias. Una de
ellas es actualmente un museo sobre el antiguo emperador de Francia. Elba fue
una suerte de cárcel para Napoleón.
– La isla de Santa Elena. La isla
del Reino Unido llamada Santa Elena, por causa de su lejanía y poca
accesibilidad, sirvió como prisión durante el exilio de Napoleón. El emperador
francés fue trasladado desde la isla de Elba hasta la de Santa Elena en 1815
para que allí prosiguiera en su exilio. De hecho, Napoleón pasó sus últimos
días en Santa Elena, hasta que falleció en 1821. Durante el tiempo que pasó en
la isla de Santa Elena, Napoleón cultivó un jardín de flores que llegó a ser su
mayor orgullo en aquellos años. Aunque en ocasiones algunos animales invadían
el terreno y causaban destrozos, un problema que el emperador resolvía
matándolos.
– El intento de suicidio.
Napoleón era una persona tan egocéntrica que cuando trató de suicidarse con veneno,
se tomó una dosis muy por encima de la que hubiera matado a cualquier persona.
Él se consideraba a sí mismo como un hombre muy superior al resto, como con
poderes extraordinarios. Por eso supuso que necesitaría una cantidad mayor de
veneno que el resto de los mortales. Pero ese exceso en la dosis provocó que
vomitara y el veneno acabara siendo expulsado de su cuerpo. De modo que acabó
salvándose. Fue un intento frustrado de suicidio debido a su fuerte egolatría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.